La sexualidad forma parte de la vida de las personas desde el nacimiento hasta la muerte y la forma en que cada persona la viva repercutirá en su bienestar emocional. El objetivo de la terapia sexual es conseguir que la persona se responsabilice de su propia sexualidad y disfrute de una sexualidad plena, satisfactoria y saludable. Pero en ocasiones esto no sucede así y la persona sufre vergüenza, malestar, dolor, insatisfacción y/o rechazo hacia la sexualidad. En estos casos es necesaria la ayuda de un experto en sexología porque la disfunción sexual acabará alterando la calidad de vida de la persona, impidiendo el desarrollo de una vida íntima plena, afectando a la salud integral y la autoestima de la persona, así como a su relación de pareja y a su entorno familiar y social.

En los últimos años se han producido una serie de cambios en las actitudes y comportamientos sexuales que se explican por:

• Separación entre sexualidad y reproducción: hoy en día las relaciones sexuales buscan la satisfacción personal y el placer sin estar solo y exclusivamente destinadas a la procreación.
• Cambios en la unidad familiar tradicional: tener o no tener hijos, divorcios, nuevas parejas, parejas homosexuales, otros tipos de parejas y relaciones …
• Mayor interés por el sexo: la sexualidad deja de ser un tema tabú y pasa a estar incluida dentro de la salud en general.
• Tendencia de las personas a la búsqueda del placer y a la evitación del dolor.
• Mayor acceso a material informativo sobre el sexo, especialmente desde al gran auge de las redes sociales.
• Desarrollo de estudios e investigaciones sobre temas sexuales.

Como consecuencia de todos estos cambios la sexualidad y su práctica adquieren más importancia, aumentando la cantidad de disfunciones sexuales, no porque haya aumentado su frecuencia, sino porque hay una mayor conciencia respecto de la importancia de la vivencia de una sexualidad satisfactoria para conseguir una mejor calidad de vida.

Las disfunciones sexuales son dificultades que afectan a alguna de las fases de la respuesta sexual humana. Entre un 50 y un 75% de la población general, según diversos estudios, podría tener un problema de disfunción sexual a lo largo de su vida.

Las disfunciones sexuales tienen solución, especialmente si se tratan precozmente y se lleva a cabo una terapia adecuada en función de las diferentes causas y variables que intervienen. Cuanto antes se acepte el problema y se actúe sobre el mismo, mayores serán las posibilidades de volver a una vida sexual plena y satisfactoria.